21 agosto, 2018

Pensar en Diseño

Ibet García

La escuela cubana de diseño se levanta sobre cimientos que son sus saberes y los que ha asumido como necesarios para su desarrollo. No es casualidad entonces que el Instituto Superior de Diseño (ISDi) sea la matriz entendida como una forma de ver, de analizar, de hacer, de proceder, de pensar el diseño y la formación de sus profesionales. Por supuesto, abordar los aspectos relacionados con la formación de diseñadores en el contexto cubano implica, sin discusión, una mirada al ISDi, único centro formador de diseñadores del país.

Bajo ese hilo conductor, La Tiza conversó con el Dr. Ernesto Fernández Sánchez, director de Formación en el ISDi, quien se refirió a los principios fundamentales que rigen hoy la especialidad del diseño desde la academia.

Ernesto Fernandez

“Primeramente, todo lo que se aborda en el plano académico es resultado de un estudio de la realidad. El actual modelo de formación de nuestros profesionales nació de entender qué hacen los diseñadores en Cuba, cómo lo hacen, con quién lo hacen, para quién y cuáles son las necesidades que tiene hoy el diseño en nuestro país.

“Otro principio se vincula con la teoría del diseño. El proceso de formación pasa por el dominio de necesarias habilidades profesionales, y un profundo conocimiento de la teoría del diseño y de los principios que lo rigen como disciplina académica y científica. Hay varios países donde se ha logrado una consolidación; en otros todavía la profesión es vista como un oficio, e incluso existen lugares donde aún no se considera una asignatura universitaria. Sin embargo, Cuba forma parte de una avanzada de países que desde hace muchos años está erigiendo una teoría de la profesión muy importante”.

Señala el académico que un tercer aspecto se relaciona con la metodología del diseño. Durante muchos años, los procesos creativos fueron vistos como elementos espontáneos, nacidos de la inspiración. “La ciencia demuestra que todo proceso creativo es un proceso de desarrollo del pensamiento lógico y abstracto del hombre. En ese sentido, el Instituto ha implementado una metodología propia del diseño que se aplica desde el primer año de la carrera. Esto permite evaluar que el trabajo de nuestros alumnos no responde a soluciones casuales, sino al análisis real de un problema de diseño a resolver”.

Resalta también el principio de entender el diseño como una disciplina multifacética que interactúa con muchos campos del saber. Al respecto, destaca que el diseñador no cierra ningún proceso productivo, pues tiene que intercambiar con profesionales de otros campos. Por lo tanto, requiere de saberes, destrezas, herramientas y lenguajes que le permitan intercambiar con todos esos creadores.

“Eso es esencial para la academia: enseñarlos a trabajar en equipo y a respetar todos los campos profesionales. De ahí que los ejes centrales que se siguen en el ISDi para la preparación de futuros creativos estén encaminados, primeramente, a formar un profesional consciente de que transformar la realidad del país y perfeccionar nuestro modelo económico es la esencia de su trabajo. Necesitamos un graduado comprometido con esta sociedad y ese es el objetivo principal de la institución. Por supuesto, eso no deja de ser complejo, ni de chocar con todas las dificultades que existen para la inserción del diseño y el desarrollo de la profesión; pero hay varias alternativas”.

De ese modo, se refiere a la práctica laboral de cada año, que le permite a los estudiantes acercarse al medio socioproductivo-económico; además, el hecho de que todos los ejercicios que se orientan en el ISDi son problemas reales, cuya solución alguna entidad le está demandando a la escuela, los va acercando a esa realidad económica y productiva.

Por otra parte, subraya el especialista en diseño, está el elemento relacionado con la formación cultural del estudiante. “Ese es un gran reto. Cada vez es más compleja la masa de estudiantes que llega al ISDi. Hay un deterioro evidente de la educación secundaria y media en el país. Los estudiantes que matriculan tienen más dificultades en el uso del lenguaje, en los hábitos de lectura, en el consumo cultural. Y el diseñador es un profesional que requiere ser culto para poder abordar los problemas desde diversas aristas”.

La universidad también tiene el desafío de la superación de sus profesores. Hoy, el ISDi cuenta con un claustro muy joven, que no deja de ser una fortaleza por la capacidad de transformar y proponer ideas novedosas. Sin embargo, para que la universidad alcance los estándares internacionales necesita un claustro certificado que posea categorías de docentes superiores, grados científicos, y en eso se trabaja de forma acelerada. Otro reto es el aseguramiento técnico-productivo de la profesión que, en nuestro contexto, no deja de ser un problema serio a tener en cuenta.

No obstante las dificultades, el ISDi contribuye a la implementación de proyectos innovadores, contemporáneos y atemperados a las necesidades actuales del país. Esto se evidencia en las prácticas laborales, con el desarrollo concreto de situaciones a resolver. Por otro lado, están las tesis de culminación de estudios de la carrera, que son el resultado de una demanda real de la economía, una industria o una institución cultural.

Necesitamos un graduado comprometido con esta sociedad y ese es el objetivo principal de la institución.

“El ISDi tiene líneas de investigación que tributan al desarrollo de sectores económicos, industriales y científicos. Tal es el ejemplo —precisa el académico— del proyecto que desarrollamos con el Instituto de Neurociencias y Neurología de Cuba, para el diseño de interfaces gráficas que se apliquen en la rehabilitación de pacientes con Parkinson, lo cual dará como resultado un producto único en el mundo. Asimismo, con los especialistas de este centro se trabaja en un proyecto que permita evaluar —desde la visión neuro-psicológica— los procesos de percepción humana”.

El Instituto también cuenta con un Departamento de Desarrollo de Proyectos, que brinda servicios de diseño a otras instituciones que han tenido gran impacto en acciones de la Zona Especial de Desarrollo Mariel, la Universidad de La Habana y en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Otros proyectos se relacionan con las Fuerzas Armadas Revolucionarias, la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, y con el Instituto Cubano de Radio y Televisión se estudia la posibilidad de crear una unidad docente para vincular la teoría con la práctica.

Nuevo Plan de estudios… hacia la Evolución

Actualmente, la matrícula del ISDi es de 636 estudiantes. Para las 120 plazas que se ofertaron este año, optaron más de 4000 estudiantes. La aspiración es poder contar con más diseñadores, principalmente de provincia; aunque hay que reconocer que esta última cifra ha ido creciendo de forma significativa. Eso se demuestra en que la mitad de la cifra que matriculará en el curso 2017-2018 no proviene de la capital.

El tema del nuevo Plan de Estudios en el ISDi solo se conoce, lamentablemente, por reducir un año la carrera. Sin embargo, la transformación es mucho más que eso. Explica Ernesto Fernández Sánchez que el Plan está sustentado sobre diferentes bases. “Primero respondió a una revisión de los contenidos que se imparten: ¿Qué enseñamos en el pregrado y qué dejamos para el postgrado? ¿Qué se enseña en el aula y qué es parte del autoaprendizaje del alumno?¿Qué enseñamos como contenido y qué enseñamos como habilidad? Un segundo paso fue la coordinación horizontal  y vertical del contenido. Eso permitió reajustar las asignaturas que se impartían y que no se repitieran los contenidos por años. El tercer elemento está relacionado con la mayor indepedencia del estudiante en su proceso de formación (por ejemplo: antes se impartían ocho asignaturas de computación, hoy los softwares se aprenden de modo individual, práctico)”.

Otro aspecto se vincula a la simplificación de algunos contenidos. El Ministerio de Educación Superior redujo el número de horas de las disciplinas de educación general, como Marxismo, Preparación para la Defensa y Educación Física. Se eliminó la enseñanza presencial del idioma inglés y se convirtió en un requisito de formación. También hay aspectos relativos a los métodos de enseñanza y aprendizaje, pues es necesario revolucionar —y el Plan lo permite de manera significativa— el papel del profesor como transmisor de conocimientos frente al aula.

“El Plan terminó su primer año de aplicación de manera satisfactoria. Lo estamos evaluando y así será durante cuatro años. Para su implementación se ha tenido en cuenta un principio clave: formar en menos tiempo al mismo profesional del diseño, sin renunciar a ningún contenido o habilidad. Simplemente fue un proceso de reorganización, reorientación y optimización del tiempo, los recursos y los métodos; pero los contenidos siguen siendo los mismos. Continuar entregándole a la sociedad el profesional capaz y competente que de esta institución se espera, es el compromiso que asumimos como universidad”.

Para lograr ese propósito, puntualiza, el Instituto tiene muchos proyectos, aunque la universidad por sí sola no construye alternativas en función de este objetivo. Debe estar acompañada por las industrias, los centros económicos, científicos, y contar con la participación de los decisores en esos procesos, para encaminar los esfuerzos a transformar nuestra realidad.

Stand Sanidad Agropecuaria

Proyectos realizados por el ISDi. II Seminario Internacional de Sanidad Agropecuaria. Identidad Visual, aplicaciones de papelería y diseño de stand.

“Muchas personas creen que el diseño encarece los procesos productivos, que es puramente estético. Lo anterior no deja de ser verdad; pero también permite desarrollar elementos con mayor eficiencia, calidad, uso racional de los recursos. A diario vemos en nuestras tiendas productos inviables para la realidad cubana, y con la mitad de los recursos con los que se hicieron, se podrían haber logrado productos más viables para nuestro contexto”.

Principales ventajas y desafíos

Mucho falta por perfeccionar, fundamentalmente, la construcción de la demanda real de la profesión. Fernández Sánchez destaca la necesidad de conocer qué industrias están exigiendo hoy los servicios de profesionales del diseño, qué provincias, qué proceso de seguimiento se brinda a una industria que solicita 10 diseñadores para desarrollar un proyecto y cómo logra que ellos se inserten en esa realidad que están requiriendo. Aún quedan muchos retos, relacionados también con la formación cultural, el consumo de lo estético, etc.

“Nos hace falta dirigir mayores acciones a la cultura social del diseño. Si bien el ISDi ha ido consolidando sus pasos, y tenemos satisfacción con nuestro proceso de formación, extensión universitaria y desarrollo científico de la labor en nuestro país, todavía hay mucho que hacer en la construcción de una cultura del diseño en la Isla que, por supuesto, necesita de la interacción de muchos actores.

“La formación del diseño es ascendente y creo que el Instituto da pasos positivos en ese sentido, desde una visión muy crítica. El ISDi como universidad tiene un reconocimiento en el contexto latinoamericano. Y la mayor satisfacción es que nuestros empleadores, reconocen la competencia y profesionalidad de los diseñadores graduados en este centro”.

Para el director de Formación del ISDi, “la esencia de la escuela cubana de diseño es que no busca formar diseñadores de vitrina, maquilladores del artificio, hacedores del fetiche. Buscamos hombres y mujeres que sepan, hagan y sientan. Que crean que el diseño es una herramienta para hacer de este mundo un espacio más útil, limpio y sostenible. Buscamos formar un diseñador que no sea un siervo del mercado, sino un servidor de la gente, de la comunidad, un creador de felicidades; un diseñador centrado en hacer lo que se necesita y no lo que se vende caro. Esta es nuestra escuela, la que se sigue construyendo, la que es perfectible cada día y aún tiene mucho por hacer”.

Tomado de la Revista La Tiza No.3