7 marzo, 2022

Ciudades amigables: Diseñar desde las competencias

Ciudades amigables

 

Por Carmen Gómez Pozo

Descansar, distraerse y disfrutar de los espacios urbanos resulta beneficioso y vital a cualquier edad. Hacerlos seguros, cómodos y sin limitaciones de accesibilidad es una de las principales responsabilidades de quienes conforman cada intervención y solución en la construcción de ese entorno.

Analizar y decidir las alternativas óptimas, que cumplan eficientemente su función, surge de la interacción entre un amplio espectro de profesionales y funcionarios. Este es un presupuesto que, tanto los diseñadores industriales como los de comunicación visual, deben tener en cuenta.

El paradigma de “Ciudades Amigables” propuesto por la Organización Mundial de la Salud desde el 2007, por citar un ejemplo, así lo presupone al definir sus ocho áreas temáticas: “Espacios al aire libre y edificios, Servicios comunitarios y de salud, Comunicación e información, Participación cívica y empleo, Respeto e inclusión social, Participación social, Vivienda y Transporte”.1 Tales fundamentos estimulan la pluralidad de saberes donde se pierdan las fronteras, se celebren las diferencias y se induzca un nuevo conocimiento fruto de una construcción horizontal.

Artefactos de diferente naturaleza darían la mano a cada ciudadano, como sujetos de derecho, para producir o interpretar sus necesidades. El mobiliario urbano, las luminarias, los aparatos para hacer ejercicios o contribuir a la anhelada jornada de juego de los niños, las papeleras para preservar la higiene…, estarían comprometiendo al Diseño Industrial en franco tributo a la calidad de vida de sus moradores.

Espacios urbanos

diseño de mobiliario urbano

Imágenes: Diseño de un sistema de mobiliario urbano para la circunscripción 71 del municipio Plaza de la Revolución. Propuestas de estudiantes de 5to año, del curso 2018-2019. Proyecto KNOW Habana (Facultad de Arquitectura) y Programa VIAS – Oficina Nacional de Diseño.

Por otra parte, estar bien orientados en los espacios es motivo para reconocer en grado sumo la valía del Diseño de Comunicación Visual. Altamente articulados, estos dos perfiles del diseño combinan las necesidades humanas de comunicación con la aparición de soportes diversos que se las ingenian para señalizar, sensibilizar con campañas de bien público y tender un puente de empatía con recursos gráficos ambientales que enaltecen la arquitectura y el paisaje.

Con todas estas visiones cotidianas, por lo general, al pensar en el trabajo de los diseñadores la mirada va directamente a la creación de bienes con resultados tangibles; no se amplía el espectro creativo y desarrollador hacia una concepción de productos dirigida al diseño de servicios. Si aspiramos a una sociedad sostenible, el diseño es fundamental al trabajar en el análisis de todo el ciclo de vida, en cada punto del proceso, de forma que el centro de atención no sea el producto en sí. Sería muy conveniente que ofrezca la posibilidad de proponer servicios, reduzca la cantidad de productos, haga que estos sean más duraderos y promueva cambios en la conducta y mentalidad humana, todo en favor de una mayor satisfacción de las necesidades con nuevas experiencias y beneficios.

papeleras

Se van descubriendo así algunas de las contribuciones del diseño a los procesos de Desarrollo Local Sostenible en tiempos donde, desde la propia estrategia del país, el lugar asignado a los municipios se define “como instancia fundamental, con la autonomía necesaria, sustentable, con una sólida base económico–productiva, sociocultural, institucional y medioambiental”.2 En este sentido, el diseñador enfocado en el desarrollo local sostenible puede contribuir con sus soluciones a:3

  • Identificar y fortalecer la red de relaciones territoriales.
  • Integrar y aumentar el valor de la cadena de producción local.
  • Sugerir soluciones para aumentar el valor de la oferta de servicios territoriales.

Consecuente con ello, el diseñador, como facilitador, debe promover la participación e inclusión desde la exploración inicial de las demandas hasta las formas de involucrar a sus habitantes en los modos de llevar a vías de hecho proyectos e iniciativas. “De acuerdo al codiseño, el diseñador deberá estar a cargo de dichos artefactos, creando puentes que faciliten la expresión de ideas y sueños entre las personas. Con ello, podrá darse un real espacio de cocreación”.4

“El diseñador, si persigue que su propuesta sea asumida y comprendida, debe atender a la heterogeneidad de los habitantes de esos contextos para los que va a trabajar.”

Relevante también resulta atender a los escenarios para estos procesos colaborativos como fuente enriquecedora para el diseño. Si bien desde 1990 los municipios se subdividieron en Consejos Populares, y a su vez estos pueden dividirse en circunscripciones, esta estructuración geográfica no necesariamente coincide con la forma en que se agrupan socialmente esas personas. Es el barrio, “reconocido como la unidad socioeconómica primaria del ámbito urbano”,5 el espacio donde se generan comportamientos con sentido de colectividad y pertenencia, donde sucede un agrupamiento social espontáneo y se consolidan los rasgos de identidad dentro de la diversidad propia de la población. El diseñador, si persigue que su propuesta sea asumida y comprendida, debe atender a la heterogeneidad de los habitantes de esos contextos para los que va a trabajar.

Enriquecedoras han sido las experiencias hacia la comunidad propiciadas por la Oficina Nacional de Diseño (ONDi) al acercar a estudiantes de Comunicación Social, Arquitectura, Diseño y Sociología con el propósito de fomentar, a partir de la propia labor educativa, la responsabilidad social. Estas prácticas, dirigidas a desarrollar capacidades investigativas, se corresponden con el reclamo reiterado realizado por el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez: “Los Gobiernos, cada vez que tengan un problema, deben ir a donde está el conocimiento, esa debe ser la primera reacción (…). El problema se presenta a las universidades y los centros de investigación para aprovechar su potencial y la fuerza de trabajo calificada que existe en cada territorio, tiene que ser la investigación y la innovación de manera integral con todos los saberes, si no, nos quedamos truncos y no llegamos a donde queremos llegar”.⁶

diseño de luminaria

Desde la Oficina hemos asumido la función de gestores en tanto vamos a la fuente de las problemáticas y nos nutrimos de las organizaciones competentes para validar la demanda y acotar sus alcances. Significativos intercambios con la Oficina Nacional de Estadísticas y el Centro de Investigaciones de Longevidad, Envejecimiento y Salud, para los enfoques sobre el envejecimiento demográfico, legitiman y enriquecen la formulación del encargo de diseño hacia la docencia. Tendiendo puentes, desde el carácter nacional de la ONDi y su pertenencia al Ministerio de Industrias, inducimos la posibilidad de llevar a vías de hecho los resultados académicos.

El aporte resultante del diseño y los diseñadores al trabajar para la ciudad lleva la fórmula inequívoca de la interdisciplinariedad y la colaboración, donde nunca debe faltar la interacción con la comunidad y sus dinámicas cotidianas. Solo de esa forma la respuesta a los desafíos y las necesidades se enriquecerá con el potencial y el compromiso de quien es cómplice y aliado del proceso, el ciudadano, y será posible materializar la construcción colectiva de esa urbe amigable que, según Aristóteles, “surgió por causa de las necesidades de la vida, pero existe ahora para vivir bien”.

 

Notas:

  1. “Ciudades globales amigables con los mayores: Una guía”. Organización Mundial de la Salud, 2007.
  2. “Política para impulsar el desarrollo territorial”. Ministerio de Economía y Planificación, 2020.
  3. Carlos Jiménez Martínez y colectivo de autores. La contribución del Diseño en los procesos de Desarrollo Local Sostenible: el campus de verano de las Artes de Guía como estudio de caso en Canarias, Universidad Ramón Llull, 2008.
  4. Buvinic, P.: Diseño para diseñar. El diseñador como facilitador para la creación colectiva de mejoras de equipamiento barrial. Escuela de Arquitectura y Diseño, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile, 2014.
  5. Londoño García, D.: “El barrio… ¿Una dimensión incomprendida?”, Revista académica e institucional de la UCPR, no. 59, Colombia, 2001.
  6. Resumen de los trabajos de la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente en la Sesión Extraordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular, 11 y 12 de abril de 2019.

 

Descargar Revista Cubana de Diseño La Tiza No. 11