«Sanas Palabras» 29 de junio
29 de junio
Si Barbiel Nápoles se hubiese llamado Juan, todos lo conocerían por su apellido. Pero se llama Barbiel —nombre poco común—, y así lo llamamos. Tiene 46 años y vive en la bella ciudad de Baracoa, en el extremo más oriental de la isla de Cuba. Allá tiene una parcela de tierra donde siembra plátano, malanga, pimiento y “lo que tengamos”. Barbiel afirma que se trata de un método de autoconsumo y que le gusta sentirse en contacto con la tierra.
Es médico, especialista en Medicina Interna, y cuenta con un diplomado en Cuidados Intensivos y Emergencias. Desde hace 18 años trabaja en la sala de terapia intensiva del Hospital Octavio de la Concepción y la Pedraja, en Guantánamo. Su esposa, Eloida Rodríguez Bello, es médico también, y labora en el policlínico comunitario Hermanos Martínez Tamayo, en Baracoa.
Su nombre era quizás un aviso que antes no pudo leer. Barbiel fue llamado a cumplir misión médica en Bolivia entre los años 2012 y 2015, donde además se encargó, junto a sus compañeros, de cuidar el monumento al Che Guevara, situado en La Higuera. Recorrió toda la geografía del país andino, adonde regresó luego en 2017 y permaneció hasta 2019, año en que presenció el golpe de Estado: “Fue una noche muy dura. Había un silencio tremendo. Al día siguiente, no obstante, fuimos al hospital, pero alrededor de las nueve de la mañana llamó el jefe de la brigada y me pidió que le entregara la llave de terapia al director del hospital, y que luego nos retiráramos a la casa. Fuimos ofendidos por algunos, pero salimos con la cabeza en alto”.
Antes, tuvo una experiencia singular. Fue seleccionado para enfrentar un virus nuevo, mortal, que se había extendido en una zona cercana a La Paz: el arenavirus. Varios médicos y enfermeros se habían contagiado y habían fallecido. No existían suficientes medios de protección, pero lograron hacerse de lo imprescindible. Se trata de un virus que se transmite a través de los fluidos corporales, como el ébola. Fue su primera experiencia en zona roja.
Barbiel es padre de cuatro hijos. El mayor cumple misión en Venezuela como licenciado en Imagenología; luego le siguen un varón de 21 años, una muchacha de 16 y un bebé de 3 años. “Fue duro volver a salir, porque me perdí el primer año de mi bebé, y ahora, que me estaba acostumbrando, me perderé otro pedazo de su vida.”
En la brigada de Turín, el doctor Barbiel preside la comisión encargada de velar por la salud de todos los brigadistas. Me ha tomado la presión, sin yo pedirlo, y se preocupa por el estado general de cada protagonista de esta historia. Barbiel regresará pronto a Cuba junto a sus hermanos de combate y, luego de la cuarentena, a su entrañable Baracoa. Su tierra, su familia y su pueblo lo esperan.

Barbiel regresará pronto a Cuba junto a sus hermanos de combate. (Nota del autor.)
Enrique Ubieta